Según el Ministerio del Medio Ambiente de Chile, alrededor del 58% de los residuos sólidos municipales corresponde a residuos orgánicos, cuya descomposición en ausencia de oxígeno genera la emisión de Gases de Efecto Invernadero, como el gas metano (CH4), que tiene un poder de calentamiento global 84 veces más alto que el CO2. En cambio, al gestionarse adecuadamente, a través del compostaje, por ejemplo, es posible reducir las emisiones del sector residuos en aproximadamente un 75%. Adicionalmente, el gas metano es un contaminante climático de vida corta, es decir, su impacto en la atmósfera ocurre en el corto plazo y, por lo tanto, priorizar su mitigación representa una oportunidad para frenar el aumento acelerado de temperatura que estamos sufriendo.
Con el objetivo de contribuir a la implementación de proyectos de mitigación de metano en el sector de residuos, nace en el año 2018 el Programa Reciclo Orgánicos Chile, gracias al aporte de 7 millones de dólares por parte del Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático de Canadá. Este programa apoyó la implementación de proyectos con un potencial de mitigación de alrededor de 9,5 millones de toneladas de CO2 equivalente al 2040. Además, el programa brindó asistencia técnica al Ministerio de Medio Ambiente para la elaboración de la Estrategia Nacional de Residuos Orgánicos, que pone como objetivo reciclar el 30% de los residuos orgánicos municipales al 2030 y a un 66% al 2040.
Es tal la relevancia de mitigar las emisiones de metano a la brevedad que se ha identificado a nivel global como una urgencia en materia de acción climática. Así, el año 2021, alrededor de 100 países se comprometieron a tomar acciones para reducir las emisiones globales de metano en al menos un 30 % para el 2030, de acuerdo con sus niveles del 2020. Este compromiso conocido como “Global Methane Pledge”, busca evitar un calentamiento de más de 2 °C para el 2050. Con el objetivo de contribuir a esta meta, y en base al éxito del programa en Chile, nace el 2022 “Reciclo Orgánicos Latinoamérica y el Caribe”, financiado por el Global Methane Hub (GMH) y Environment and Climate Change Canada (ECCC), e implementado por el Center for Clean Air Policy (CCAP) e ImplementaSur. Este programa beneficiará en una primera etapa a 10 países de la región: Belice, Chile, Costa Rica, Guyana, Granada, México, Perú, República Dominicana, Santa Lucía y Uruguay. Además, se han incorporado recientemente las islas del Pacífico Fiji y Samoa.
Este programa tiene como objetivo acelerar la implementación de proyectos de mitigación de metano en el sector de residuos y crear condiciones propicias para una expansión sostenida de las tecnologías de gestión de desechos orgánicos que aporten importantes beneficios ambientales, económicos y sociales. Además, busca crear una comunidad de práctica en la región, concientizar sobre las acciones concretas que pueden reducir las emisiones de metano, y generar capacidades en los países beneficiarios. Adicionalmente, se busca promover la generación de nuevos negocios para empresas con experiencia en la materia que puedan expandir sus redes comerciales a países donde tecnologías como el compostaje, la digestión anaeróbica o la captura de gas de relleno sanitario no están aún tan desarrolladas.
Avanzar en la prevención y gestión de residuos orgánicos, como una prioridad de política pública, es de suma importancia para el mejoramiento del desempeño ambiental de los países. Por ejemplo, más de la mitad de los desechos podrían aprovecharse por medio del compostaje, generando un impacto directo a la hora de combatir el cambio climático, reduciendo las emisiones de Gases de Efecto Invernadero. Adicionalmente, bajo una lógica de economía circular, los nutrientes que hoy terminan confinados en los rellenos sanitarios podrán regresar al suelo, cerrando así su ciclo natural. Más aún, la aplicación de compost en suelos degradados permitirá adaptarnos de mejor manera a las amenazas que acompañan el cambio climático tales como el aumento de la erosión por eventos extremos y la escasez hídrica que pone en riesgo nuestra producción agrícola. Asimismo, la aplicación de compost al suelo aumenta su capacidad de capturar carbono lo cual convierte a los suelos en sumideros de carbono y aumenta el potencial de mitigación más allá de las emisiones evitadas por el desvío de los orgánicos de rellenos sanitarios hacia tratamientos de valorización que no generan metano.
Por todo lo anterior, cambiar el paradigma de gestión de residuos es una prioridad absoluta para nuestra sociedad y la sobrevivencia del planeta como lo conocemos. No podemos seguir anclados a una lógica lineal ineficiente en el uso de materiales y nutrientes que solo genera externalidades negativas de las cuales nadie se hace cargo. Un principio fundamental en economía ambiental nos dice que el que contamina paga. Pues bien, dado que cada uno de nosotros somos generadores de orgánicos, tanto a nivel domiciliario como industrial, llego la hora de hacernos cargo y responsables de que nuestros residuos orgánicos tengan un tratamiento adecuado, bajo en emisiones y no seguir traspasando el costo ambiental al resto de la sociedad y a las generaciones futuras.
Columna de Gerardo Canales, Director de ImplementaSur y Coordinador Técnico de Reciclo Orgánicos.